Entre un 65 y un 70% de nuestro cuerpo se encuentra formado por agua (cèdulas, sangre, agua extracelular).
Ingerir la cantidad adecuada de lìquido diario, ademàs de saciar la sed, regula el buen funcionamiento de las cèdulas, favorece la digestiòn, absorciòn, transporte de oxìgeno y nutrientes asì como la eliminaciòn de los desechos.
La ingesta suficiente de agua favorece, ademàs, la hidrataciòn de la piel, mejora la lubricaciòn de las articulaciones, mucosas y los òrganos, ayuda a regular la temperatura corporal absorbiendo el calor y liberàndolo a travès de la transpiraciòn y tambièn regula la presión arterial y el trànsito intestinal.
El agua contenida en los alimentos junto con la que bebemos (infusiones y bebidas) tienen que garantizar una correcta hidratación en todas las edades y circunstancias de la vida.
Cada individuo presenta necesidades especìficas de hidrataciòn en funciòn de factores como la edad, el sexo, el metabolismo, el nivel de actividad fìsica que realice y las condiciones ambientales.
Estas necesidades aumentan en ciertos grupos de población como los ancianos, los niños, las embarazadas y lactantes o los deportistas.
La OMS recomienda en forma generalizada el consumo 1,5 a 2,5 litros de agua por dìa , ademàs del agua contenida en los alimentos.
Sin embargo, es importante saber que existen diferentes ecuaciones y mètodos para calcular en forma personalizada el estado de hidratación y las pérdidas según la actividad fìsica; por esto es fundamental recurrir a un especialista que pueda asesorarnos de la mejor manera de acuerdo a nuestras necesidades.
Pedidos o consultas a:
mejora-tuvida-hoy@hotmail.com
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