Cómo evitar que la obesidad disminuya el deseo sexual
La obesidad y el deseo sexual
Si bien algunas personas con sobrepeso dicen no tener
problema alguno para vivir su sexualidad, la realidad es que la obesidad lleva a una crisis, en lo que se refiere a la sexualidad, de la salud y la estética.
Ambos puntos, interfieren en la sexualidad de la persona,
pues de una forma u otra pueden verse impedidos o inhibidos de tener sexo con
la satisfacción anhelada.
En lo que se refiere a la estética la obesidad puede producir:
• La baja autoestima y la desvalorización de si misma.
Con respecto a la salud:
• Los desajustes metabólicos, como colesterol alto,
triglicéridos altos, diabetes, entre otros, conllevan a impotencia sexual, otro
mal ejemplo de cuando se unen sexo y obesidad.
La obesidad disminuye la libido y contribuye a sufrir de
deseo sexual inhibido. Más allá de lo que la imagen física pueda expresar, los
complejos o inseguridades, los factores químicos que interrumpen el sexo son
los más importantes de considerar.
La química de la falta de deseo
No es sólo una cuestión de imagen: más allá de que la
persona obesa sienta vergüenza de mostrar su cuerpo, tenga complejos o esté insegura;
hay factores químicos que influyen en el deseo.
La grasa entorpece la
circulación sanguínea y produce problemas hormonales como la baja producción de
testosterona, responsable de encender la chispa sexual en hombres y mujeres.
Martin Binks, psicólogo clínico y director del Diet and
Fitness Center del Centro Médico de la Universidad de Duke (Duke Diet &
Fitness Center), explica que si bien existe un patrón cultural que ensalza la
delgadez en exceso y que ejerce una influencia no del todo positiva en algunos
individuos; la obesidad baja significativamente el rendimiento y la calidad de
vida entre las sábanas.
Una investigación llevada a cabo por Binks y un equipo
médico de la Universidad de Duke demuestra que las personas obesas son 25 veces
más propensas a reportar problemas sexuales que aquellas que tienen un peso
normal.
“Nuestro estudio demuestra que hay una diferencia
considerable entre la calidad de vida sexual que llevan las personas que tienen
peso normal y las que están muy excedidas de peso”, explica Binks. “Como la
obesidad es una afección que crece a pasos agigantados, hay cada vez más gente
que tiene problemas en la cama”.
Las hormonas que todo lo controlan
El exceso de grasa, afirman los especialistas, afecta en la
producción de hormonas responsables de despertar ese instinto sexual que ha
asegurado la supervivencia de la raza humana. “La testosterona es la
responsable del desempeño sexual tanto masculino como femenino”, dice el doctor
en medicina Fred Pescatore.
Una hormona llamada DHEA, explica Pescatore, es la encargada
de controlar el estrógeno y la testosterona: si una persona tiene un sobrepeso
considerable, su DEHA hará más estrógeno y menos testosterona. En otras
palabras, la grasa hará que tenga menos hormonas de las que producen deseo y
más de las que traen aparejada una falta absoluta de ganas de entrar en
contacto corporal con otras personas.
“El sobrepeso impacta sobre la libido por una cuestión
hormonal, pero también por otros factores”, opina Debbie Mandel, especialista
en nutrición, preparación física y control de estrés. Además de los bajos
niveles de testosterona, dice Mandel, la persona obesa suele tener altos
niveles de estrés, uno de los principales inhibidores del deseo.
Como si esto fuera poco, explica Mandel, un cuerpo obeso
suele tener sus vasos sanguíneos bloqueados por el colesterol, lo que dificulta
la irrigación hacia el pene y hacia el clítoris. Los hombres que sufren
repetidos episodios de impotencia o las mujeres que no reciben estímulo en su
zona pélvica terminan rechazando la idea de una relación sexual y sufriendo de
una apatía absoluta, que se convierte en un círculo vicioso.
Debido al aumento de la masa corporal y los tejidos que el
corazón debe oxigenar, las personas obesas tienen que enfrentar la hipertensión
como una complicación que desarrollan y que aumenta el compromiso
cardiovascular. Por ende, la vitalidad disminuye lo cual termina por ocasionar
una baja de la resistencia y el vigor que mantiene activo al hombre durante sus
relaciones sexuales. Aunado a estas causas orgánicas, los cambios que surgen en
la motivación sexual ocurren debido a una significativa disminución que se
observa en la libido y, por ende, a la forma cómo se sustituye el deseo sexual
por el placer de comer compulsivamente.
Unos pocos kilos menos…
Para empezar, hay que sacudirse de los malos hábitos que
caracterizan a las personas obesas. Vida sedentaria, comidas con grasa y dietas
discontinuas e interrumpidas son los principales factores de obesidad.
Crease o no, con sólo bajar unas libras o kilos la libido se
recupera como por arte de magia. Aunque sea unas pocas libras bastan para
reestablecer el balance hormonal.
Según el doctor Pescartore, cuando una persona comienza a
perder peso la DEHA, responsable de transformar las hormonas de nuestro cuerpo,
empieza a producir más testosterona. Así, además de levantar su autoestima y
sentirse más deseada, la persona que adelgaza experimenta cambios químicos que
potencian su desempeño sexual.
Ronette Kolotkin, psicóloga clínica y una de las autoras del
estudio de la Universidad de Duke, dice que aquellos pacientes obesos que
perdieron peso y aumentaron la actividad física experimentaron también una
considerable mejora entre las sábanas. “Mis pacientes aseguran que con perder
solo un poco de peso se sienten diez o veinte años más jóvenes en lo que a vida
sexual se refiere”, explica.
Además de adelgazar aunque sea un poco, los especialistas
recomiendan:
• Comer productos con más proteínas y menos grasas; agregar
vegetales a la dieta diaria
• Hacer abdominales, yoga, pilates y ejercicios que
involucren a la pelvis, para aumentar la circulación sanguínea en esta zona
• Tomar al menos dos veces por semana un baño de inmersión
que sacuda el estrés
• Aceptar la forma del propio cuerpo, y adelgazar hasta
donde se pueda. Recordar que los patrones que se ven en la televisión y en las
revistas, que resultan frustrantes, son imposibles de seguir. Lo importante es
cuidar nuestra salud.
Refuerzos naturales
Diversas plantas medicinales han sido utilizadas
tradicionalmente para el tratamiento de la disfunción eréctil y disminución de
la energía física, mental y sexual.
Detrás de la falta de deseo sexual están enmascarados casi
siempre el estrés y la mala nutrición.
Antes de tirar definitivamente la toalla
y adoptar soluciones drásticas -como el tratamiento con Viagra-, es preferible
probar con los siguientes suplementos:
Palwén
Es un tónico que actúa mejorando la libido, eyaculación
precoz y disfunción eréctil. Ayudan a mejorar la circulación sanguínea de la
zona genital, actúan sobre el sistema nervioso central, contribuyendo a la
apetencia sexual y ayuda a depurar el hígado, de manera que produzca el
colesterol bueno, que es el precursor de las hormonas.
El Palwén es un suplemento progresivo, pues su efecto es
duradero. Es decir, el deseo sexual se mantiene en el tiempo.
Nankan
Durante cientos de años los mapuches han consumido la Kinwa
para aumentar su vigor sexual y fortaleza física. En su fórmula las siguientes
plantas medicinales mapuche: Failawen (Haploppapus remyanus), Aillantü o
Leliantü (Geum chiloense), Palwen (Adesmia boronioides) y elementos minerales,
tales como magnesio y cinc y trazas de selenio, de indudable ayuda para el
efecto.
Su acción se clasifica en cuatro categorías:
Aumento de la
libido o deseo sexual; Incremento de la vitalidad y disminución de la fatiga;
Acelera la recuperación de la erección y la rigidez de la masa muscular del
pene;
Mejora de la vasodilatación y bombeo de la sangre a los cuerpos
cavernosos del pene.
Maca
Para ambos sexos, la Maca, puede ser usada como un
suplemento nutricional, siendo además el mejor estimulante natural para la
libido. Por consiguiente, la planta también tiene el apodo ' Ginseng' peruano o
' Viagra' peruano.
Pedidos o consultas a:
mejora-tuvida-hoy@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario