jueves, 29 de diciembre de 2016

Por qué es mejor comer un desayuno repleto de proteínas

Por qué es mejor comer un desayuno repleto de proteínas

Te doy 5 razones para comer un desayuno repleto de proteínas

 Comer el desayuno no es sólo para niños. A pesar de haber dejado de crecer, el cuerpo se renueva constantemente. Se produce una reposición de la piel, el cabello y las uñas, una sustitución de los tejidos viejos por tejidos nuevos, una descomposición y reconstrucción ósea y en general todo se produce todo lo necesario para mantener el cuerpo en la mejor forma posible. 

¿Y cómo hace todo esto el cuerpo? Con los nutrientes que ofrecen los alimentos. 

El desayuno es especialmente importante porque después de una noche de sueño largo, el cuerpo está bajo de energía, de proteínas, vitaminas y minerales. 

Así que esa es una buena razón para tomar el desayuno. 

Pero si esto no te convence te presento sólo 5 razones de otras muchas para te tomes en serio la costumbre de desayunar todos los días:

1. Saltar el desayuno se vincula con el sobrepeso

A pesar que no se ha determinado que haya un efecto directo al saltarse el desayuno con el sobre peso, los estudios indican que las personas que se saltan el desayuno son más propensos a tener sobrepeso u obesidad. Hay estudios que encontraron que las personas que se saltan el desayuno son 4,5 veces más propensos a ser pesados que los que comieron el desayuno. 

2. El desayuno ayuda a equilibrar las proteínas

La proteína es esencial para el desarrollo y el mantenimiento de la masa muscular, pero si no estamos recibiendo suficiente proteína durante todo el día, el mantenimiento muscular no está en el nivel máximo. Y cuando por fin tenemos un poco de proteína en la cena, se desperdicia en gran medida debido a que el cuerpo no puede utilizar tanto de una sola vez. 

Utilice el desayuno para darle vida a su cuerpo. Incluir los huevos, la leche, el yogur, el queso y las carnes magras en la comida de la mañana es una sana costumbre.

Otro de los beneficios de la proteína de la mañana es que es probable que te mantenga satisfecho por más tiempo. Hay otro estudio que encontró que aquellos que comieron proteínas en el desayuno dijeron que se sentían más satisfechos que los que comieron la misma cantidad de proteína en las otras comidas. 

3. Desayune sano

Si el desayuno consta de Pasteles y embutidos difícilmente cuente con las proteínas necesarias para un día de su vida. Pero si usted en el desayuno consume alimentos como cereales de grano entero y leche, fruta y yogur o huevos y pan tostado de grano entero, va a ser más factible a que pueda cumplir con la dosis diaria.

Las personas que se saltan el desayuno tienden a tener niveles más bajos de calcio, potasio, magnesio, fósforo y zinc, vitaminas A, E, B6, C y ácido fólico 4 .

4. Tomar el desayuno normaliza el azúcar en sangre y los niveles de colesterol

Un pequeño estudio encontró que cuando las mujeres delgadas y saludables omiten el desayuno, el nivel de azúcar en sangre en ayunas fue superior, junto con el colesterol, aumentando el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes y enfermedades del corazón. 

Saltarse el desayuno hizo que las mujeres coman más durante todo el día que cuando tomaron el desayuno, 

5. Saltarse el desayuno no le ahorrará calorías

Puede parecer que la eliminación de una comida completa lleve a perder peso, sino todo lo contrario. 

Muchos estudios han encontrado que las personas que se saltan el desayuno tienden a comer más durante el día y son más propensos a tener sobrepeso u obesidad. Un estudio encontró que saltarse el desayuno está asociado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes, el síndrome metabólico y la hipertensión arterial. 





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miércoles, 21 de diciembre de 2016

Cuáles son las causas de la obesidad infantil

Cuáles son las causas de la obesidad infantil

Obesidad infantil

La obesidad constituye un problema de salud pública y es uno de los padecimientos epidémicos de los países desarrollados,

En los países en desarrollo la población más afectada es la de clase media.

Existen dos creencias populares que conspiran para una buena alimentación de los niños. Una de ellas dice que la "gordura" en los niños es sinónimo de salud, y la otra creencia dice que con la edad los niños reducirán de peso.

Para evitar la obesidad es conveniente que desde los primeros meses de la vida los niños adquieran un buen hábito alimentario.

Es común que se piense que será transitoria y tan solo una expresión del crecimiento y desarrollo del individuo, desafortunadamente esta opinión no solo es aceptada por la mayoría de las personas, sino por algunos médicos, que no le dan la debida importancia cuando la detectan.

La edad de aparición en un 50 por ciento de los casos es antes de los dos años, el resto se observa en los periodos de mayor crecimiento, particularmente en la pubertad y adolescencia.

En la práctica médica institucional como en la privada, cada día es más frecuente enfrentarse a niños y adolescentes, que generalmente provienen de clase media y alta.

La obesidad está asociada a 300 mil muertes por año.

Aproximadamente un 80 por ciento de los adolescentes obesos lo seguirán siendo durante el resto de su vida, menos del cinco por ciento de los adultos que pierden peso son capaces de mantenerse en su peso ideal durante cinco años después del tratamiento y seis por ciento recupera el peso perdido en los primeros seis a doce meses.

La obesidad contribuye entre otras causas a incrementar la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, alteraciones esqueléticas, hipertensión arterial, hipercolesterolemia e inadaptación psicosocial entre las más importantes.

¿Qué se entiende por obesidad?

La palabra obesidad deriva del latín obesus que quiere decir "Persona que tiene gordura en demasía".

Se caracteriza por la acumulación y almacenamiento excesivo de grasa, principalmente en el tejido adiposo.

Se manifiesta por un incremento de peso mayor al 20 por ciento del peso ideal esperado por la edad, la talla y el sexo.

En los niños, una forma práctica, aunque no exacta, para calcular el peso a partir de los dos años de edad y hasta los cinco, resulta de multiplicar la edad en años por dos más ocho (niño de tres años=3 x 2 + 8=14 kg.) Estos factores tienen que ser cuidadosamente comparados cuando se analiza la obesidad en los niños y adolescentes.

En la mayoría de los casos el médico, los padres y el niño están más preocupados por los problemas sociales que la obesidad origina, que por las alteraciones y complicaciones metabólicas que ésta puede ocasionar.

¿Cuáles son las causas por la que mi hijo puede ser obeso?

La obesidad durante la infancia y adolescencia es el resultado de una compleja interacción entre los factores genéticos, psicológicos, ambientales, y factores socioeconómicos.

Factores como el estado de salud y el ambiente en que se desarrolla el niño, juegan un papel principal en la génesis de la obesidad.

Factores predisponentes para que un niño se convierta en obeso son: que los padres sean gordos, inadecuados hábitos de alimentación en la familia, es más frecuente cuando la madre es la obesa, en virtud de que ella es la que convive mayor tiempo con el niño.

Actitudes sedentarias como comer golosinas delante del televisor, en el automóvil y durante los juegos de salón o de mesa la favorecen.

¿Cómo se manifiesta la obesidad?

La creencia de los padres y de algunos médicos de que el lactante obeso es sinónimo de salud es falsa.

Inicialmente el aumento de peso es paulatino y progresivo, los padres están contentos porque su hijo se ve sano, después regordete y por último gordo cuando ya sobrepasó el 20 por ciento de su peso ideal.

Son niños por lo general pasivos, reprimidos, tímidos, su gran apetito obedece a una actitud de escape, comen de manera compulsiva, tienen bajo rendimiento escolar y deportivo. Su tez rubicunda, rollizo o rechoncho.

¿Puede afectar psicológicamente la obesidad a un niño?

Sí, la capacidad del niño para discriminar entre el hambre y otras necesidades o afectos se desarrolla en la experiencia recíproca al lado de su madre.

Cuando la madre alimenta al niño en respuesta a demandas que no son nutricionales, como ternura, enojo o miedo, él no podrá diferenciar entre lo que es el hambre y estar molesto. Esto provocará una sobrealimentación y la confusión ante las demandas afectivas del niño, que no le permitirán tener una claridad de sus necesidades, lo que generará mayor inseguridad.

El niño y adolescente obesos muestran poca tolerancia a las actitudes de sus compañeros y familiares en relación con su aspecto y aceptación, muy pronto se sienten marginados y rechazados, los insultos de sus compañeros pueden ser destructivos.

Esta condición se exacerba en los adolescentes en los que coincide con los cambios físicos propios de su edad. Ser obeso o tener ligero sobrepeso, esta fuera de moda.

El cuerpo obeso puede representar una protección, un caparazón, una barrera o una máscara como defensa para protegerse de su inseguridad, dependencia y ansiedad.

¿Cómo puede provenir la obesidad en mi hijo?

A través de modificar los hábitos nutricionales de la familia, principalmente en los padres, quienes a pesar de no ser obesos deben vigilar estrechamente la alimentación de sus hijos y limitar el consumo exagerado de alimentos.

El ejemplo de qué alimentos, cómo y cuándo es la mejor forma para educar a los hijos. Ya que compartir los alimentos constituye una actividad social y trascendente en la relación familia, esta oportunidad debe aprovecharse para prevenir la obesidad infantil y evitar llegar al tratamiento que es muy complejo y prolongado.

Alimentar adecuadamente a los niños desde su nacimiento y durante los primeros años de vida, es la mejor forma de impedir que aparezca la obesidad. desde los primeros meses de la vida se identifican los sabores, se conocen los alimentos, sus texturas, se adquieren los hábitos de alimentación, se marcan los gustos y las preferencias por los alimentos.

Mediante la alimentación al pecho materno (libre demanda) el niño consume lo que necesita, mientras que con el biberón se tiende a alimentarlo de más, lo que puede ser el inicio de la obesidad y un mal hábito.

La adecuada introducción de alimentos diferentes de la leche materna entre los cuatro y seis meses de edad es indispensable para prevenir la obesidad, iniciar con un solo alimentos; ofrecerlo por dos o tres días seguidos para conocer si tolerancia; no mezclar alimentos; no forzar su aceptación; ofrecer primero los sólidos y después los líquidos; incrementar progresivamente la cantidad ofrecida; promover el consumo de alimentos naturales, prepararlos sin la adición de condimentos y especies; ofrecer alimentos en textura adecuada para la edad, primero papillas, seguidas de picados y trozos.

Hay que recordar que la alimentación en un hábito por lo que deberá adaptarse al horario y al menú familiar, lo que favorece socialización y aprendizaje.

Durante los dos primeros años de vida se genera en los niños el hábito alimentario, a través de cómo, cuándo, dónde y con quién se come.

Reglas para la alimentación, como horarios fijos específicos para los tiempos de comida, determinar el lugar para el consumo de alimentos, indicar cuál es el comportamiento que se debe tener en la mesa, promover una masticación adecuada y marcar el tiempo disponible para el consumo de alimentos, entre otras, serán las bases de los hábitos de alimentación.

Utilizar algunos alimentos y principalmente las golosinas como premios no es conveniente, ya que se encuentran fuera de las reglas, esto puede originar que el niño empiece a tener una preferencia marcada por estos alimentos, al relacionarlos con actos y conductas que ante sus padres fueron positivos.

Ahora señalaremos su tratamiento y la importancia de la participación de los padres en el manejo integral del niño obeso.

¿Cómo puede participar en el tratamiento de la obesidad los padres con su hijo?

El tratamiento del paciente obeso es multidisciplinario. Ante la sospecha de sobrepeso un hijo debe consultar al médico lo antes posible, quien a su vez se apoyará en el endocrinólogo pediatra, nutriólogo, paidopsiquiatra, gastroenterólogo pediatra y psicólogo, para manejarlo integralmente.

Los padres deben vigilar que el niño al bajar de peso no presente alteraciones en su crecimiento y desarrollo, no causarle alteraciones metabólicas, disminuir el apetito y tratar de evitar los problemas psicológicos, objetivos todos ellos que se persiguen durante el tratamiento.

Una forma práctica para lograrlos es a través de los siguientes pasos:

Cambiar el hábito alimentario del niño y la familia.
Dieta adecuada para su etapa de crecimiento y desarrollo.
Ejercicio y actividad física rutinaria.
Participación activa de los padres y la familia.

1.- Educar a un niño y modificar los hábitos alimentarios familiares, no es tarea fácil, sin embargo se pueden utilizar diferentes técnicas que lo harán más sencillo, y que a continuación recomendamos:

a) Control diario. Consiste en que el niño lleve un registro semanal del consumo de alimentos, especificando la cantidad de cada uno de ellos, así como la actividad física que realiza y por cuánto tiempo.

Evitar las actividades que condicionan el consumo de alimentos fuera de los horarios de comida, como el ir de compras al supermercado antes de haber comido.

Consumir alimentos que por costumbre se acompañen de otros hipercalóricos, como hamburguesas con papas y refresco, pizzas, hot dogs y especialmente lo que se conoce como "comida rápida".

Comprometer al niño en la observación de su dieta y actividad física, lo hará más responsable y consciente de su problema.

b) Modificar los hábitos dietéticos: Es la etapa más difícil de lograr, ésta puede conseguirse al reforzar los buenos hábitos, como la masticación, el comer despacio, disminuir la cantidad de alimentos, balancear la dieta, evitar las golosinas, tomar agua en lugar de refrescos, no realizar otra actividad simultánea como ver la televisión o distraerlo con juguetes, cambiar los hábitos de toda la familia, plantear metas semanales para evaluarlas e incrementar la actividad física diaria.

Durante el tiempo que el niño esté bajo un régimen dietético y acuda a un evento infantil (fiestas, kermesse, etc.) deberá recomendarle que podrá comer y reforzar su conducta ante cualquier circunstancia social, a través de felicitarlo por su comportamiento y premiarlo con un estímulo afectivo.

2.- Dieta adecuada: Bajo prescripción médica se aportarán los requerimientos calóricos diarios del niño, de acuerdo a su etapa de crecimiento y desarrollo.

Es conveniente sugerir los alimentos que habitualmente se consumen y particularmente aquellos que más le agradan al niño, así el médico podrá seleccionar de ellos aquellos que sean adecuados para la nueva dieta.

En la medida de lo posible y de acuerdo con su edad individualizar la dieta, fraccionarla en las comidas del día y de preferencia con el sistema de intercambios para elegir alimentos. Recordar que la prescripción dietética es sólo una parte del tratamiento nutricio.

Las dietas muy bajas en calorías no están indicadas para niños ni adolescentes, generalmente son dietas que se emplean por periodos muy cortos y que no modifican la conducta alimentaria, lo que tampoco se recomienda en niños. No olvidar que el niño pertenece a un entorno social en el que la alimentación juega un papel trascendental.

Los malos hábitos alimentarios de los padres los aprenden los hijos, agregar sal antes de probar los alimentos usar azúcar en exceso, condimentos, salsas y aceites, son algunos de los ejemplos que durante las comidas del día, el niño adquiere, inicialmente por imitación y que posteriormente repite, lo que generará un mal hábito para su vida futura.

3.- Ejercicio rutinario.- Este favorece el gasto de energía y contribuye a disminuir de peso.

Incorporar al niño y adolescente a la actividad física diaria es un principio indispensable. Se recomienda que esta actividad la realice acompañado de los padres, hermanos o amigos con una frecuencia de 3 a 5 días por semana, iniciarlo con una duración de 15 minutos e incrementarlo hasta una hora. Actividades como caminata, natación, ciclismo, o bien, algún deporte de interés y diversión para el niño como jugar futbol o patinar son siempre un ejercicio. Por otra parte, se debe propiciar la actividad física diaria en casa, tratar de caminar más, subir escaleras en lugar de utilizar elevador y andar en bicicleta.

Disminuir las actividades sedentarias por largos periodos, como son ver televisión, usar la computadora y juegos de video.

4.- Participación de los padres.- Esta es la acción más importante de todo el tratamiento. De los padres depende en gran medida el tipo, cantidad y la preparación de los alimentos que comerá el niño. Es muy útil modificar los hábitos alimentarios de toda la familia, no comprar alimentos que el niño no puede consumir, utilizar platos pequeños, ofrecer porciones pequeñas, mantener los alimentos fuera de la vista del niño y educar con el ejemplo.

En ocasiones los padres condicionan indirectamente la obesidad de sus hijos, al ofrecer alimentos para distraer la atención de los niños, les brindan golosinas en los momentos en que están "ocupados" y no pueden atenderlos o los premian con pasteles, dulces, chocolates y helados.

Convivir durante la alimentación del niño, poner límites y compartir los alimentos en familia, favorece el instituir buenos hábitos.

A partir de la edad escolar es conveniente hacer responsable al niño de seguir las recomendaciones de la dieta, siempre supervisado por los padres, quienes deben estar convencidos y de mutuo acuerdo con todas las medidas que se llevarán a cabo para alcanzar el éxito del tratamiento.

"Recordar que la alimentación es un hábito que se adquiere en el seno familiar"





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domingo, 18 de diciembre de 2016

Cómo saber si estoy gordo o hinchado

Cómo saber si estoy gordo o hinchado

¿Estoy gordo o hinchado?

En 48 horas podrá comprobar los efectos de la dieta, pero recuerde tiene que seguir las indicaciones especificadas y no saltarse ninguna de las comidas indicadas.

El promedio de las personas suelen confundir la hinchazón con el exceso de peso. Grave error.

A menudo, un sujeto que se encuentra saludable, padece diversos problemas no por tener unos kilos de más sino por la inoperancia de su organismo para procesar determinados alimentos. Así, al verse ellos frente al espejo, se observan un tanto más pesados y, en verdad, no se trata de otra cosa más que una mala alimentación y, luego, una peor digestión.

¿Te sientes hinchado?

Es algo frecuente notarnos hinchados, la causa suele ser la acumulación de gases en la zona del intestino. Y los motivos de este acumulación no son nada rebuscados: Comer deprisa es el principal de ellos; no masticar bien y, a veces, simplemente sentirnos estresados o ansiosos. 

Las bebidas con gas son otra causa frecuente.

Algunos consejos parar prevenirlo

• Si conoce aquellos alimentos que le sientan mal, intente evitarlos
• Evite las comidas abundantes. Más vale más comidas al día, pero menor cantidad.
• Elimine los picantes y las salsas de su dieta.
• Intente, dentro de lo posible, comer sentado, despacio, y masticar bien los alimentos.
• Beba líquido, pero intente que sea sin gas.
• Evite chupar caramelos y masticar chicle.
• No fume.
• No hable acaloradamente mientras come.
• No tome alcohol ni café, que pueden aumentar los síntomas referidos.
• No se estrese, si es posible. Y menos, mientras come.
• Si predomina el ardor, éste puede agravarse al tumbarse o inclinarse hacia delante.
• Evite hacerlo en las 2-3 horas posteriores a las comidas.
• No tome medicamentos por su cuenta. Si ha de tomar analgésicos, intente evitar los antiinflamatorios. Tome paracetamol.

Y en cuanto a la alimentación

• Disminuya o evite las legumbres, arroz, guisantes, habas, coliflor, col, repollo, rábanos, cebollas, acelgas y papas.
• Disminuya o evite las sopas.
• Tome fruta madura y sin piel. Puede tomar jugos, pero sin gas.
• Baje el consumo de azúcar, dulces y pasteles.
• A la hora de cocinar carne y pescado, hágalo a la plancha, asado o cocido. Evite freír o rebozar.
• No tome más de 1 vaso de leche al día. Puede consumir yogur.

¿Cuándo recurrir al médico?

• Si las molestias empiezan cuando usted ya tiene más de 55 años.
• Si no desaparecen pese a lo indicado arriba.
• Si tiene pérdida de peso, vómitos, dolor al tragar alimentos.
• Si sus heces son negras, como el alquitrán, y se enganchan a la taza del váter.
• Si nota un bulto en la barriga.

• Si alguno de los medicamentos que le han dado producen molestias.



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martes, 6 de diciembre de 2016

Qué son los cereales y qué aportan a la dieta

Qué son los cereales y qué aportan a la dieta

Se denomina cereales todos aquellos vegetales que producen granos comestibles, incluyendo sus propios granos. Los granos pueden ser consumidos directamente como tal o ser utilizados para producir harinas. 

Los cereales son la principal fuente de hidratos de carbono que aporta energía que las personas necesitan para vivir.

Cómo ejemplo de cereales podes citar el trigo, el maiz, la avena, el centeno, el arroz, la cebada, el alpiste, etc.

Los cereales,desde el punto de vista de la Botánica, pertenecen a la familia de las gramíneas, plantas herbáceas monocotiledóneas.

Por su parte el grano de un cereal tiene cinco partes:

1-El embrión o germen
2-El endospermo
3-La capa de la aleurona
4-La testa
5-Pericarpio o cubierta

¿Qué le aportan a nuestra dieta?

Los cereales son muy valiosos en la dieta humana porque satisfacen las demandas calóricas de los individuos al ser ricos en hidratos de carbono, pero además proporcionan importantes nutrientes como:

-Fibra alimentaria, tan importante para el adecuado funcionamiento intestinal

-Vitaminas como la E, de destacada capacidad antioxidante, y las del grupo B

-Minerales como el hierro, el magnesio y el calcio

-Proteínas de diferente tipo

Además, no contienen colesterol ni ácido úrico, y a menudo son ricos en grasas poliinsaturadas, que suelen ser altamente beneficiosas. Además de ser consumidos como harinas, los cereales se pueden consumir como copos como el clásico pororo que se come en Argentina.











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domingo, 4 de diciembre de 2016

Qué alimentos nos sacian cuando estamos haciendo una dieta

Alimentos que sacian

Cuándo se está a dieta, el principal enemigo es la sensación de hambre constante. Para acabar con ella se pueden tomar comidas, bebidas y suplementos naturales que permiten “picar” entre horas y enviar al cerebro la señal de saciedad.

El aparato digestivo al cabo de aproximadamente 20 minutos, genera un reflejo de saciedad que consiste en el envío de una señal nerviosa al cerebro por parte del estómago. En ese momento éste desactiva el ansia de comida.

Para lograr que estos efectos naturales trabajen y ayuden a mejorar la silueta, se puede recurrir a alimentos y productos que reducen la sensación de apetito activando la saciedad y cerrando el paso a comidas calóricas.

Fibra

La fibra actúa como una esponja. Al hincharse en el estómago produce un efecto de hartazgo y además, reduce la absorción de las grasas y azúcares de otros alimentos.

Este carbohidrato está presente en el pan, los cereales integrales, las legumbres, las frutas, las hortalizas y los frutos secos. 

No sólo mejora el tránsito intestinal y previene el estreñimiento sino que además, tiene un valor energético nulo, lo que ayuda a adelgazar de dos modos. Por un lado, ayuda a reducir la ingestión calórica, ya que las comidas que contienen fibra son menos grasas y poseen por tanto menos calorías. 

Por otro, como este alimento se hincha en el estómago como si fuera una esponja, produce un efecto de saciedad y reduce automáticamente las ganas de comer.

Es recomendable tomar 30 gramos de fibra al día. No conviene pasarse ya que en exceso dificulta la absorción de los minerales. Además es preferible ir incrementando su consumo de forma gradual para que se habitúe el organismo, hasta llegar al máximo recomendado. Por otro lado, hay que tomar gran cantidad de líquido, preferiblemente agua, ya que la fibra la absorbe en abundancia; de no hacerlo, se puede llegar incluso al estreñimiento.

Carbohidratos complejos

La fibra es un hidrato de carbono de tipo vegetal, pero también existen otros carbohidratos complejos que son digeribles, energéticos y que, además, generan sensación de llenura. Son el almidón, que se encuentra en las patatas y demás tubérculos, los cereales, las legumbres o la pasta, y el glucógeno de origen animal, presente en la carne y el pescado.

La diferencia de estos carbohidratos de los denominados simples, como son todos los que poseen azúcar, reside en que los complejos se asimilan durante varias horas y mantienen estables los niveles de glucosa, lo que facilita el no tener sensación apetito.

Otros aliados

Además de las comidas y técnicas que ayudan a saciar el hambre, existen otros aliados eficaces que son los llamados suplementos saciantes. Estos suplementos no adelgazan por sí solos pero, siempre y cuándo se tengan unos hábitos alimenticios y un tipo de vida sano ayudan a no engordar, ya que su principal función es reducir el hambre.

No tienen efectos secundarios ni compuestos químicos, se venden en herbolarios, dietéticas o farmacias y no es necesario presentar receta médica. Sin embargo, pueden producir algunos trastornos cuando se toman dosis altas o durante periodos prolongados, por lo que es recomendable leer bien los prospectos y tomarlos bajo supervisión de algún especialista.

Agua

Se puede tomar en grandes cantidades a lo largo del día sin engordar un solo gramo. Ingerida antes de comer, el agua produce rápidamente una sensación de saciedad que ayuda a no ingerir otro tipo de alimentos ya que llena el tubo digestivo, aunque sólo sea por un tiempo limitado. Se puede decir por tanto, que es un adelgazante indirecto. Aunque tomar agua entre las comidas ha estado contraindicado durante años, ahora los expertos contradicen esta opinión.





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