Cómo agregar bebidas a nuestra dieta
En la actualidad, el consumo y diversidad de bebidas va en
aumento. Muchas de éstas aportan calorías, que ni siquiera tomamos en cuenta
como parte de la ingesta diaria.
Estas calorías que aportan los líquidos se suman a las
calorías provenientes de los alimentos de la dieta y contribuyen al consumo
excesivo de energía, que está relacionado con la aparición de sobrepeso,
obesidad y diabetes.
Además, los líquidos tienen en general poco poder de
saciedad y despiertan pobres mecanismos dietéticos de compensación.
Los
estudios que se han realizado sobre el apetito indican que los líquidos tienen
menor capacidad de producir saciedad (sensación de llenura), que los alimentos sólidos.
El cuerpo no registra el consumo de líquidos, por lo tanto, no registra las
calorías que éstos aportan y no se produce ningún efecto de regulación para la
siguiente comida.
Es de esperarse entonces, que el consumo de bebidas que
contienen calorías se vincule con la sobrecarga de calorías que están
consumiendo algunas personas y sus efectos en la aparición del sobrepeso y las
enfermedades relacionadas con esta alteración.
¿Como agregarlas a nuestra dieta?
En una dieta saludable los líquidos consumidos no tienen
porqué proporcionar calorías, ni servir para cubrir necesidades nutritivas,
pues para eso están los alimentos.
El fin del agua potable, así como el de la
mayoría de las bebidas, es que se utilicen para satisfacer los requerimientos
hídricos de las personas.
En virtud, del aumento del sobrepeso, obesidad y diabetes y
de la proliferación en el mercado de las bebidas, se han establecido
recomendaciones para el consumo de bebidas.
A continuación se presentan las
recomendaciones de acuerdo al tipo de bebidas:
Grupo I: Agua
El consumo de agua es necesario para el metabolismo, para
las funciones fisiológicas y puede aportar minerales esenciales.
La falta de
agua en el cuerpo puede afectar los procesos cognitivos, provoca cambios de
ánimos, disminuye la regulación térmica, reduce la función cardiovascular y
afecta la capacidad para el trabajo físico. Además, la deshidratación crónica
aumenta el riesgo de tener cálculos en los riñones y cáncer de vejiga.
El agua
potable carece de efectos adversos, por esta razón se considera la elección más
saludable para logar una adecuada hidratación.
Grupo II: Leche baja en grasa y sin grasa, bebidas de soja
sin azucar adicionada
A la leche se le atribuyen numerosos beneficios y también
algunos perjuicios.
Hay estudios que investigan la relación entre la leche y el
control de peso. Sin embargo, las guías alimentarías (USDA, 2005) concluyen que
aún no hay suficiente evidencia de que el consumo de leche reduzca o prevenga
la ganancia de peso. De lo que si hay evidencia, es del efecto positivo del
consumo de lácteos en el riesgo de fracturas.
Por su parte, los productos que
contienen soya se están desarrollando rápidamente. Se recomienda a los
consumidores revisar el etiquetado nutricional y prestar atención al contenido
de calorías y de azúcar, ya que muchas de ellos los contienen.
Grupo III: Cafe y Te (infusiones) sin Azucar
Infusiones (Sin agregado de azúcar): El consumo de estas
bebidas ha aumentado en los últimos años, por lo que pudiera convertirse en un
aporte importante de agua. Además, las investigaciones han señalado el efecto
positivo que tienen los flavonoides y antioxidantes, así como los
micronutrientes, que ellas contienen para la salud.
Café: A pesar de contar con números estudios sobre los
efectos del café en el organismo, aún no se ha llegado a ningún consenso sobre
la asociación entre el consumo de café con la disminución del riesgo de
diabetes, cáncer colon y Parkinson (en hombre). Otros por el contrario, apoyan
que altas dosis de café están vinculadas con el aumento del riesgo de suicidios
y de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, se ha encontrado que la
costumbre de hervir el café directamente en el agua y no filtrarlo primero,
aumenta las concentraciones de colesterol total y colesterol LDL, ya que
algunos compuestos presentes en el grano tostado, se han identificado como
factores que lo elevan.
Algunas compuestos (diterpenos) son extraídos por el
agua caliente y quedan atrapados en los filtros. Por lo tanto, el café filtrado
contiene muy poca cantidad de estos compuestos en comparación con los
preparados sin filtrar y el café express.
En ciertas etapas de la vida, como durante el embarazo y en
los adultos mayores, pueden verse afectada la sensibilidad a la cafeína.
Se
recomienda que las mujeres embarazadas limiten su consumo, dado que cantidades
mayores de 300 mg por día, se ha vinculado con un aumento del riesgo de abortos
y bajo peso al nacer.
También se debe resaltar, que el agregar leche, crema,
azúcar, edulcorantes calóricos incrementan las calorías que aporta el café y lo
hace menos recomendado para su consumo.
Grupo IV: Bebidas no caloricas con edulcorantes artificiales
(cafe, te y refrescos de dietas)
Estas bebidas generalmente proporcionan agua y sabor dulce
pero no energía. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que ciertos
estudios asocian su ingestión con pérdida de peso, cuando se ingieren
sustituyendo a otros refrescos calóricos.
Otros autores, sugieren que el
consumo de bebidas de sabor dulce (los edulcorantes tienen mucha más potencia
para endulzar que la misma azúcar), pueden condicionar las preferencias por el
sabor dulce y en consecuencia, la predilección por un tipo determinado de
alimentos.
Estas bebidas no se recomiendan para preescolares ni para escolares.
Grupo V: Bebidas de alto valor calorico y beneficios a la
salud limitados (Jugos de frutas, leche entera, bebidas alcoholicas y bebidas
deportivas)
Jugos de frutas:
Proporcionan mucho de los nutrientes de la
fruta que proceden, pero contienen en proporción bastante calorías (por el
agregado de azúcar) y pueden haber perdido la fibra, así como otros nutrientes
y sustancias no nutritivas presentes en el producto natural.
Las guías
dietéticas americanas aconsejan que no más de un tercio de la ingestión diaria
de fruta, sea en forma de jugo.
No existe una necesidad específica para
consumir jugos de fruta; se recomienda el consumo de la fruta entera por
razones de saciedad y equilibrio energético y para evitar la pérdida de
nutrientes y otros componentes derivados del proceso de licuado y posterior
oxidación.
Es preferible consumir entonces la fruta entera e ingerir no más de medio
vaso de jugo al día.
Leche entera:
Preserva la totalidad de la grasa,
fundamentalmente grasa saturada, cuyos efectos negativos para la salud han sido
ampliamente documentados. Al tener la totalidad de la grasa aporta mayor
cantidad de energía, en comparación con la leche baja en grasa o descremada.
Se
considera que todos los individuos mayores de dos años deben reemplazar la
leche entera por leche descremada o baja en grasa (1%), exceptuando aquellas
poblaciones donde haya alta prevalencia de desnutrición o en comunidades muy
pobres.
Bebidas deportivas:
Están diseñadas para deportistas o atletas de competencias y su consumo
no son útiles para otras personas o niños que no tengan altas demandas de
energía por el ejercicio o por actividad física.
Se recomienda su consumo de
manera eventual, excepto en los casos de atletas de resistencia, ya que
proporcionan energía y algunos otros nutrientes que se pierden a través del
sudor.
Bebidas alcohólicas:
Las bebidas alcohólicas tienen un
aporte relativamente alto de energía. Sin embargo, cantidades moderadas proveen
algunos beneficios para los adultos, sobre todo en la salud cardiovascular. Se
recomienda su consumo moderado, lo que significaría no más de dos bebidas para
el hombre y una para la mujer al día.
Así mismo, se recomienda a las mujeres embarazadas evitar su
consumo, debido a que se ha encontrado que incluso la ingestión de bebidas
alcohólicas en cantidades moderadas, se relaciona con un incremento del riesgo
de defectos del nacimiento.
El alto consumo de alcohol se acompaña de otros problemas de
salud significativos, como cirrosis hepática, hipertensión, accidente vascular
cerebral hemorrágico, miocardiopatía, fibrilación auricular y demencia, sin
contar con todos los daños que produce a la sociedad y a las familias.
Grupo VI: Bebidas con azucar y bajo contenido de nutrientes
(refrescos, jugos, cafe con azucar, aguas frescas)
Se recomienda que este tipo de bebidas sólo sean consumidas
esporádicamente y en proporciones pequeñas, debido a que contienen excesiva
cantidad de calorías y ningún o muy bajo beneficio nutricional.
En este grupo
se incluyen las bebidas carbonatadas o no carbonatadas, café o té con leche,
bebidas a base de fruta o soya, bebidas energéticas o merengadas.
En las
cantidades en que se consumen estas bebidas actualmente, contribuyen de gran
manera con la epidemia de obesidad y diabetes presente en nuestras poblaciones.
Dada la importancia del agua para el organismo, la poca
información que existe al respecto y el alarmante aumento del consumo de
bebidas calóricas se establecieron estas recomendaciones, que apuestan a un
modelo adecuado de consumo de bebidas, donde predomine el consumo de agua
potable e infusiones y donde el resto de las bebidas, no contribuyan con más
del 10% a las necesidades de energía diaria.
Pedidos o consultas a:
mejora-tuvida-hoy@hotmail.com
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