Por qué el sedentarismo es
Sinónimo de Deterioro
Actividad VS sedentarismo
A diferencia de las máquinas, que
se desgastan, los organismos vivos aumentan su capacidad de adaptación cuanto
más usan sus órganos.
Por el contrario, cuando no se
utilizan todas las estructuras orgánicas, los tejidos se reducen y debilitan.
Especialmente los musculares y tendinosos, que se acortan: el músculo se fatiga
con facilidad y ese cansancio genera contracturas dolorosas que suelen derivar
en molestias crónicas.
La actividad física involucra a
todos los sistemas y no sólo al aparato muscular haciéndolos adaptarse a esa
actividad. Por su parte la falta prolongada de ejercicio, conocida como
sedentarismo o vida sedentaria, incide en las funciones orgánicas, que
comienzan a deteriorarse: si por una fractura, por ejemplo, se inmoviliza una
pierna, al cabo de unas semanas ésta habrá perdido buena parte de su masa
muscular y casi toda su fuerza, lo que obligará a un proceso de rehabilitación.
Ocurre algo similar tras largos períodos de convalecencia en cama.
Sedentarismo: Sinónimo de Deterioro
La falta de ejercicio o
sedentarismo disminuye la capacidad de adaptación a la actividad física
posterior cayendo así en un círculo vicioso. A su vez, la proporción de grasa
es cada vez mayor en relación con los demás tejidos, aunque no necesariamente
haya aumentado de peso, debido a la disminución de la masa muscular.
Si una persona que realiza un
trabajo sedentario (como estar sentado frente a una computadora) corre o camina
unos kilómetros sin haber realizado un entrenamiento previo, pasará los días
siguientes con dolores y molestias. Lo mismo ocurre cuando se comienza a
practicar una actividad física.
El sedentarismo acarrea también
disfunciones orgánicas: estreñimientos, várices, propensión a la inflamación de
los órganos abdominales (provocada por distensión de los músculos debilitados
de la pared abdominal), sensación de fatiga. Muchos dolores de espalda que no
tienen origen en traumatismos o enfermedades se deben a la debilidad de los
músculos de esa zona, que se contractura de forma casi permanente. A menudo, el
simple esfuerzo de mantener erguida la espalda representa para el sedentario
una exigencia mayor de la que sus músculos son capaces de soportar.
Un saco de huesos...
Cuando se lleva una vida
sedentaria, el esqueleto se vuelve frágil y débil y pierde paulatinamente su
aptitud para cumplir funciones más allá de los movimientos rutinarios. El hueso,
contrariamente a lo que se cree, es un tejido muy activo: a lo largo de toda su
vida modifica su estructura interna según los requerimientos de resistencia y
tensiones a los que se ve sometido.
En el complicado entramado
microscópico de los huesos, unas células llamadas osteoblastos fabrican tejido
óseo en las zonas que necesitan ser reforzadas a causas de las demandas
externas de resistencia. Como contrapartida, otro grupo de células -los
osteoclastos- se dedican a destruir hueso reabsorbiendo el calcio y los demás
componentes óseos en aquellos lugares donde no hacen falta. Por eso el
esqueleto del individuo sedentario se descalcifica progresivamente (lo que
deviene en osteoporosis) y se vuelve menos resistente a tensiones, más frágil a
los traumatismos y más propenso a enfermedades degenerativas como artrosis y
artritis, que el de quienes viven asiduamente entrenados. Sin embargo, la
capacidad del hueso para remodelarse requiere cierto tiempo de adaptación
progresiva a las nuevas exigencias: si no se toma en cuenta ese proceso pueden
producirse desgastes y lesiones por abuso tanto o más graves que las provocadas
por desuso.
Una cuestión de Calidad de Vida
La calidad de vida de una persona
se puede medir según distintos parámetros. Uno de ellos es el envejecimiento
neurológico, por el cual se va teniendo menor respuesta y menor capacidad de
reacción ante los estímulos, como por ejemplo un bocinazo, un cambio de luces o
una situación de emergencia. Esto está íntimamente relacionado con la
velocidad: a medida que pasa el tiempo nos ponemos más lentos y la lentitud es
un gran indicador de la pérdida de rendimiento. Y no hay que mirar muy lejos
para encontrar ejemplos: observe a personas mayores que caminan mucho o hacen
gimnasia, trabajan y se mueven todo el día y luego a inactivos contemporáneos
de éstos, que se sientan a mirar televisión y dan apenas los pasos
imprescindibles para satisfacer sus necesidades. Verá que la diferencia física
(e incluso la mental es notable.
Por eso, la actividad física
beneficia la función cardiorrespiratoria y de ella depende nuestra resistencia
al esfuerzo. Una vida sedentaria, que suele ir acompañada por una mala
alimentación y un mal descanso, desemboca irremediablemente en un deterioro del
organismo y, en muchos casos, en una enfermedad crónica. Y las enfermedades
cardiovasculares son enfermedades crónicas degenerativas, fuertemente asociadas
a las condiciones de vida.
Los músculos del cuerpo tienden a
aplanarse, a perder fuerza y a endurecerse si no se los trabaja correcta y
periódicamente. Lo mismo ocurre con la flexibilidad: hay que ejercitarla si no
queremos perderla. Todo esto nos demuestra hasta qué punto una vida sedentaria
influye de manera negativa en nuestra calidad de vida.
Cuerpo en movimiento y Salud
Podemos identificar tres
clasificaciones diferentes en relación con la inactividad y el ejercicio, las
cuales, en orden ascendente de condicionamiento físico, son:
1. El nivel sedentario, con
escasa o nula actividad física. Se trata de personas que, probablemente,
soportarán más enfermedades, vivirán menos, y sufrirán una calidad de vida
relativamente baja.
2. El nivel de aptitud de
ejercicios de baja intensidad en relación con la salud y la longevidad. Los que
se ubican aquí obtendrán beneficios significativamente más elevados que los
pertenecientes al primer nivel en términos de índices de enfermedad más bajos y
de vida más prolongada.
3. El nivel atlético de
ejercitación, que se acerca -y a veces llega- al nivel de aptitud requerido
para competir, pero que no implica sobreentrenamiento. Quienes se ubiquen aquí
se caracterizarán por una vida más prolongada, un riesgo algo menor de padecer
enfermedades graves y una calidad de vida más elevada. Sin embargo,
sobrepasarse en la búsqueda de una aptitud aeróbica -es el caso de atletas súper
competitivos- sólo puede conducir a perder los mismos beneficios que se
intentan lograr.
Propuestas Activas
•Olvidarse de los ascensores:
subir y bajar lentamente por las escaleras.
•Realizar compras en comercios
que estén un poco más lejos del hogar para aprovechar la caminata diaria.
•Ejercitar los músculos de los
brazos mientras permanecemos sentados realizando movimientos circulares.
•Caminar por lo menos de 10 a 12
cuadras por día. Poco a poco el cansancio de las primeras veces desaparecerá.
•Dormir sobre colchones rígidos
para conservar la postura y conciliar un sueño profundo.
•Andar en bicicleta por el parque
para obtener así una inyección de oxígeno vital.
•Caminar y nadar son los mejores
ejercicios físicos. Siempre después de realizar una actividad intensa no
debemos detenernos súbitamente.
--> Pedidos o consultas a:mejora-tuvida-hoy@hotmail.com
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