A la oxitocina le dicen la hormona del amor.
La oxitocina es una hormona que se secreta en la sangre en diferentes situaciones.
Es una hormona que está directamente relacionada con la conducta maternal y paternal, los patrones sexuales y la impulsividad en la intimidad con la pareja.
Es una hormona que se fabrica o sintetiza en el cerebro, más precisamente, en el hipotálamo, y se almacena en la hipófisis o glándula pituitaria.
La glándula pituitaria lo secreta en la sangre cuando es necesario y puede funcionar de dos maneras distintas: como hormona o como neurotransmisor.
Cuando funciona como hormona viaja por la sangre hacia la parte del cuerpo donde va a producir un efecto, como por ejemplo la secreción de leche por el pezón.
Cuando lo hace como neurotransmisor lo que hace es estimular determinadas zonas del cerebro provocando ciertas respuestas en nuestro comportamiento como por ejemplo la excitación sexual.
Ahora sí, ¿Por qué la oxitocina la llaman la hormona del amor?
De lo estudios surge que durante la fase en que estamos enamorados, con un sentimiento y un deseo muy fuerte de estar con la persona amada, se ha comprobado que el organismo presenta mayores niveles de oxitocinas.
¿Sabías que también esta hormona es la responsable de incitar a mantener relaciones monógamas en el hombre?
Se ha encontrado que en hombres los estimula el centro de recompensa del cerebro ante la idea de mantener una relación amorosa en forma exclusiva con su pareja. Es decir, que cuando pensamos en la idea de establecer una relación de ese tipo con nuestra pareja, la oxitocina provoca en el cerebro una respuesta de placer.
De los estudios también surge que cuando un hombre presenta mayores niveles de oxitocina ve a la pareja más atractiva físicamente que aquellos que tienen niveles más bajos.
También cuanto mantenemos relaciones sexuales nuestros niveles de oxitocina en el cerebro aumentan llegando al máximo nivel durante el orgasmo.
Pero ¿Por qué nos atrae una persona?
Pueden ser muchas y diversas causas (no hormonales ni biológicas) pero sabemos que el resultado es que liberamos oxitocina, y eso también puede estar provocando que cada vez nos sintamos más atraídos (recordemos su función de recompensa).
Así, el contacto físico con una persona aumenta los niveles de oxitocina, aunque no sea un contacto con fines amorosos o sexuales. Un abrazo, una caricia o un beso nos hacen sentir ese bienestar de la oxitocina, pero también con otras actividades diferentes. Practicar la relajación, comer chocolate e, incluso, acariciar a una mascota, también hace que liberemos oxitocina.
Entonces, la oxitocina produce efectos en el:
- Cuerpo: Disminuye la tensión arterial y el ritmo cardiaco, reduce la tensión muscular, mejora la cicatrización y aumenta el umbral del dolor. También participa en la absorción de los nutrientes por el estómago y los intestinos e inhibe la liberación de las hormonas de la corteza suprarrenal (ACTH y cortisol).
- Ánimo: Existen situaciones mediadas por la oxitocina que generan estados de serenidad y dicha:
Masaje: la relajación y el tacto (contacto) producen en nuestro cuerpo la activación del sistema de placidez, calma...
Contactos sensuales: las caricias, abrazos y mimos resultan reconfortantes.
Actividad sexual placentera: mejillas sonrosadas, sonrisa apacible...
Contacto con el agua: baños calientes reconfortantes, talasoterapia marina relajante.
El efecto de una buena comida: “se me hace la boca agua”.
Comer chocolate aumenta la oxitocina y la serotonina, de ahí sus propiedades antidepresivas.
Situaciones de humor: risas, chistes en compañía.
Ejercicio saludable: caminar, correr al aire libre.
Contacto con la naturaleza, los animales y también las plantas.
- En nuestra vida social: La oxitocina es la hormona de la sociabilidad y la confianza. Se segrega oxitocina en diversas situaciones de la vida social: una comida agradable, una conversación, durante un masaje...
Empatía
La oxitocina tiene la capacidad de producir empatía, nos da la oportunidad de reconocer las emociones de los otros y responder afectivamente.
Se segrega simplemente por el contacto ocular entre dos personas.
La oxitocina y la latancia
La oxitocina es imprescindible para la lactancia. Se libera tanto en la madre como en el bebé cuando se da de mamar.
En este acto se produce un "cuelgue de amor" mediado por la oxitocina y las endorfinas, que pasan desde el torrente circulatorio de la madre a la leche materna, y desde esta al bebé. Todo ello provoca en el bebé la liberación de estas mismas hormonas.
El médico surafricano Nills Bergman, recalcó en Madrid el papel de la oxitocina en la producción y mantenimiento del vínculo materno-infantil. Tiene que ver, pues, con el aprendizaje de la capacidad de amar. Aprendemos a amar a través del modelo del amor materno.
Déficit de oxitocina
Por último La oxitocina también influye en el crecimiento de los niños y los bebés, pues estimula la hormona del crecimiento (STH) que se libera en la hipófisis. No sería raro pensar que la baja estatura esté relacionado con separaciones precoces de la madre.
Recientemente se ha descubierto que personas con autismo tienen niveles de oxitocina bajos y sus patrones de comportamiento mejoran con una inyección de la misma.