lunes, 30 de noviembre de 2015

Cómo combatir la Celulitis

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Cómo combatir la Celulitis

 Alimentación y celulitis

Cuando hablamos de celulitis, nos referimos a un excesivo almacenamiento de grasas de reserva en el tejido adiposo, almacenamiento que viene acompañado de retención de líquidos e inflamación de la zona afectada.

Es decir, se produce una acumulación de grasa en las células adiposas en virtud de la cual éstas se agrandan y se deforman, presionando los vasos sanguíneos y linfáticos que las rodean.

Como consecuencia, se produce una retención de líquidos en el tejido graso, al tiempo que se degeneran las fibras de colágeno. Es entonces cuando aparecen las sobrecargas o cartucheras y la piel adquiere un aspecto acolchado que habitualmente se denomina piel de naranja: una piel llena de bultos que se perciben a simple vista o pellizcando la piel. En estados avanzados, la celulitis puede crear problemas de más difícil solución como flacidez, edemas, varices, estrías y piernas cansadas, instalándose en zonas muy específicas del cuerpo como caderas, glúteos, vientre, muslos, rodillas y tobillos.

Nadie nace condenado a padecer celulitis. Ni hombres ni mujeres. De hecho, los adipocitos son básicamente iguales entre ambos sexos. Es el sistema hormonal el que hace que, con la llegada de la pubertad, aparezcan las diferencias. Y en el caso de la mujer, una de esas diferencias es la propensión a acumular grasa como fruto de los estímulos que sus hormonas envían a los adipocitos. A fin de cuentas, la grasa cumple una función esencial en la reproducción de la especie y la naturaleza se ha asegurado de que la mujer almacene en su cuerpo la energía necesaria para hacer frente a etapas como el embarazo o la lactancia. En ese sentido, se ha constatado que tanto la baja fertilidad como la esterilidad son más frecuentes en mujeres delgadas o de masa muscular muy desarrollada que en las entraditas en carnes pero hay que matizar que no se trata de un hecho determinante puesto que hay mujeres que han dado a luz varios hijos y nunca han tenido celulitis.

Generalmente, la celulitis suele combatirse por razones estéticas pero en muchos casos el problema se convierte en una enfermedad dolorosa e, incluso, incapacitante. Una celulitis muy acusada puede llevar asociados trastornos como cefaleas, depresión, baja autoestima, hipersensibilidad, artritis y hasta deformaciones físicas y en tales casos ya no hablamos de un problema estético sino de salud.

Dieta y Ejercicio para combatir la Celulitis

Controlar la celulitis requiere prevención y constancia. La primera medida a tomar es la de adoptar una adecuada alimentación ya que existe una estrecha relación entre la cantidad de toxinas acumuladas en el cuerpo y la aparición de celulitis.

En general, los alimentos más idóneos son los que aporten pocas calorías y posean propiedades diuréticas, favoreciendo así la actividad de los riñones. Hay que comenzar por restringir el consumo de alcohol, café, dulces y sal; los tres primeros porque dificultan el trabajo depurativo del hígado y en el caso de los dulces contienen azúcares simples de rápida absorción. En cuanto a la sal, porque favorece la retención de líquidos; es recomendable sustituirla por limón y hierbas aromáticas. Además evitaremos las grasas animales saturadas (mantequilla, embutidos) y comeremos sobre todo alimentos ricos en fibra como legumbres, frutas, verduras y cereales integrales.

Deberemos cocinar con aceite de oliva en proporciones moderadas y beber entre comidas al menos dos litros de agua. Y no abusar de la fruta. Lo ideal es ingerir no más de dos piezas al día. En cuanto al pan, siempre integral y en cantidades discretas. Y los lácteos, recomendables por su aporte de calcio, han de ser desnatados.

Junto a la dieta, el ejercicio juega también un papel importante. Andar, montar en bicicleta o correr tonifican los músculos de las piernas y las caderas. Junto a pesas y masajes son los más recomendados para combatir el problema. Las nalgas y piernas pueden resultar, asimismo, muy favorecidas por la práctica de la natación.

Y no olvide el remedio casero pero eficaz de alternar baños de agua caliente y fría durante quince minutos en las piernas -o en todo el cuerpo- para estimular la circulación.

Si le duelen las piernas o los tobillos se hinchan después de una jornada laboral los baños aportan una gratificante relajación que no debería pasar por alto. La terapia puede complementarse introduciendo las piernas en agua con sal yodada. Si tiene varices, este tipo de baños son imprescindibles.


















Pedidos o consultas a:
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